Identificar el Valor detrás del Objetivo nos permite estar inteligentemente motivados.
A veces, lo esencial es invisible a los ojosEl Principito (Antoine de Saint-Exupéry)
La mayoría de las empresas, empresarios y emprendedores, reconocemos la importancia de tener objetivos y definirlos adecuadamente.
Los objetivos nos marcan hacia dónde queremos ir. Si no los tenemos, puede ocurrirnos como a Alicia en el país de las maravillas (de Lewis Carrol):
Quieres decirme, por favor, qué camino debo tomar para salir de aquí? – preguntó Alicia
Eso depende mucho de adónde quieres ir – respondió el Gato.
Poco me preocupa dónde ir – respondió Alicia.
Entonces, poco importa el camino que tomes – replicó el Gato.
Si en nuestra empresa no tenemos bien definido el punto de llegada, serán otros factores, personas o circunstancias quienes decidirán por nosotros.
En un proceso de Coaching empezamos definiendo el Estado Deseado (cómo queremos estar, qué situación queremos tener) y el Estado Actual (dónde estamos, qué situación tenemos en este momento) . En esta fase del proceso es muy importante detallar claramente ambos estados y describir con alta calidad y especificidad la meta a alcanzar.
Una de las herramientas útiles para ayudar a identificar las áreas más importantes en la vida profesional, ser más conscientes del Estado Deseado y del Estado Actual es la Rueda de la Vida Profesional.
Si utilizamos la palabra meta como acrónimo, podemos decir que el objetivo (Estado Deseado) tiene que ser:
M edible (qué criterios vamos a tener en cuenta para saber que lo hemos conseguido)
E specífico (sin dejar espacio a interpretaciones dudosas)
T emporalizado (en qué fecha queremos conseguirlo)
A lcanzable (además de suponer un reto para que la persona y el equipo se supere, hay que ver si es razonable en el plano ético y legal, si ha sido conseguido por alguien más, si se puede lograr en el tiempo que hemos definido, si además de nosotros depende de alguien más,…)
Además de todo lo anterior es muy importante identificar el Valor detrás del Objetivo, es decir, para qué queremos lograr ese resultado. Y comprobar si está alineado, si hay coherencia con los propios Valores.
Los Valores indican qué es importante para nosotros, qué nos aporta satisfacción y felicidad. Y nos permite estar inteligentemente motivados.
Si la meta no está en armonía con nuestros Valores, además de costar bastante trabajo conseguirla, aún en el caso de que se consiga, el nivel de satisfacción no va a ser demasiado alto.
En el proceso de Coaching se utilizan varias formas para identificar los Valores. Hoy propongo una sencilla de realizar. Se trata de preguntar al objetivo: ¿Para qué?
Ejemplo: Pongamos el caso de una empresa, que se propone el objetivo de aumentar la facturación del año 2018 en un 12%, con respecto a este.
Comprobamos que el objetivo es Medible, Específico, está Temporalizado y consideran que es Alcanzable pues este año han aumentado la facturación un 9% con respecto al anterior. Además está escrito en positivo, supone un reto desafiante y es asumido por todo el equipo.
Descubramos los valores detrás del Objetivo.
Empezamos preguntando ¿Para qué queremos aumentar este año 2017 la facturación del año pasado en un 12%? Para ganar más dinero
¿Para qué queremos ganar más dinero? Para dar a nuestras familias una mayor calidad de vida
¿Para qué queremos dar a nuestras familias una mayor calidad de vida? Para que sean personas exitosas
¿Para qué queremos que sean personas exitosas? Para que puedan contribuir mejor a la sociedad
¿Para qué queremos que puedan contribuir mejor a la sociedad? Para que puedan ser más felices y hacer más felices a los demás.
Aquí podemos reconocer que hemos llegado a un valor fundamental, pues además se repite en las respuestas siguientes.
El hacernos más conscientes del Valor detrás del Objetivo, nos puede permitir decidir si es valioso para nosotros y si merece la pena lograrlo. Y en el caso de que no sea así, modificar el objetivo para alinearlo con los valores fundamentales.
Utilicemos una metáfora: imaginemos que intentamos caminar con unos zapatos que no sean de nuestra talla. Lo más probable es que nos hagan o serán muy incómodos, en este ejemplo los pies son los valores y los zapatos los objetivos. En este caso es preferible encontrar la talla y el zapato adecuado, y no modificar el pie ¿verdad?
Recordemos que si tenemos esa alineación, vamos a tener la energía para hacer los cambios necesarios, encontrando más opciones y recursos para superar los obstáculos. Pues vamos a tener presente los valores fundamentales tanto en el objetivo final, como en el plan de acción, en el camino hasta llegar a él.
Es decir vamos a estar motivados, pues esos valores son los motores, los motivos que nos van a impulsar a realizar las acciones que tenemos que hacer, y nos van a llevar a conseguir los objetivos y resultados deseados.
Claro, práctico, ameno… ¡a vencer la pereza y la inercia de los hábitos que no nos llevan a ninguna parte!
Gracias, Antonio, por esta lección de orden.